Viajes, extravíos, sorpresas...
De nuestros miedos nacen nuestros corajes, y en nuestras dudas viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios otra razón.
En los extravíos nos esperan los hallazgos porque es preciso perderse para volver a encontrarse.
Al fin de cuentas hacemos lo que hacemos para cambiar lo que somos
Eduardo Galeano
Creo que sé por qué inicio con este epígrafe. Mañana salgo de viaje, otra vez, a Puerto Rico. Y cada viaje parece una vida completa. Dos veces en el día de hoy me han dicho que parezco más joven; un poco me halaga, y otro poco me hace sentir eso de que hacemos lo que hacemos para cambiar lo que somos. Cuántos cambios podrán vivirse en un viaje?
A veces pienso que cambio a cada rato, y otras, que me son insuficientes los extravíos. Y como viajo mucho, los cambios parecen montarse unos sobre otros, y por momentos me pierdo.
Así como se me perdió Núcleo, antes de este viaje. Ya me era familiar; lo sabía manejar muy bien, con toda confianza. Sabía en qué momentos tenía que alimentarlo, en qué momentos dejarlo descansar, en qué momentos él me ayudaba a comunicarme con gente querida, y me obligaba a descartar otras. Núcleo murió. Ahora me acompaña otro, de color plateado, no ya negro, a quien no entiendo todavía. Por momentos no me avisa, o no me hace comunicar con absolutamente nadie. Ya se verá. Le pedí a una amiga, que le puso el nombre a Núcleo, que me lo bautice: todavía no tiene nombre. Tal vez como cualquier viaje, no tiene nombre todavía. Y conviene no cargarlo demasiado de expectativas, aunque uno secretamente sepa que es preciso perderse para volver a encontrarse.
A veces pienso que cambio a cada rato, y otras, que me son insuficientes los extravíos. Y como viajo mucho, los cambios parecen montarse unos sobre otros, y por momentos me pierdo.
Así como se me perdió Núcleo, antes de este viaje. Ya me era familiar; lo sabía manejar muy bien, con toda confianza. Sabía en qué momentos tenía que alimentarlo, en qué momentos dejarlo descansar, en qué momentos él me ayudaba a comunicarme con gente querida, y me obligaba a descartar otras. Núcleo murió. Ahora me acompaña otro, de color plateado, no ya negro, a quien no entiendo todavía. Por momentos no me avisa, o no me hace comunicar con absolutamente nadie. Ya se verá. Le pedí a una amiga, que le puso el nombre a Núcleo, que me lo bautice: todavía no tiene nombre. Tal vez como cualquier viaje, no tiene nombre todavía. Y conviene no cargarlo demasiado de expectativas, aunque uno secretamente sepa que es preciso perderse para volver a encontrarse.
4 Comments:
Vos me dijiste una vez que uno se pone en viaje aún mucho antes de salir. Tu vida, llena de viajes, quizas sea una vida en pleno vuelo. Y nosotros necesitamos transmigrar para ser, muchas veces.
Que lindo que estes en Prico, que lindo que esten haciendo el curso!!
no te apenes por nucleo... andá saber qué viaje está vianjando él...
el nuevo, por ahora lo llamaremos asi, es aun un desconocido. si me mandas una foto quizas venga un nombre.
que disfrutes nuestro paraiso.
te quiero siempre
cuándo volvés??
(cuándo volvés a postear??)
A la espera,
Huer!!! Amigo querido, aliado del alma... cuánta emoción... cuánta sensibilidad contenida y qué lindos recuerdos traes a mi corazón. Te extraño con la profundidad del camino compartido, aprovechando el espacio para recordarte lo MUCHO QUE TE QUIERO.
TU ALIADA DEL ALMA
ALEJANDRA A.
De camino contigo, aliada del alma.
La sensibilidad y las emociones son también testigos de nuestros andares.
gracias, Ale
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