O pichaçâo
Sâo Paulo es una maraña de autopistas o rodovías, que se derivan unas de otras. Y una saturación de atascamientos impredecibles, que hacen que ir de un lado a otro pueda ser un viaje de tres horas. Una megaciudad de 17 millones de habitantes y 14 millones de autos.
Es un paisaje de paredes escritas. Rastros, marcas, meadas de perros. Los pichaçôes saturan todos los muros, pero prefieren los más altos y escarpados. Como rostro arquitectónico paulista, los pichaçôes exhiben firmas, nombres, pero también pertenencias y antagonismos.
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