Historias subversivas
En sus comienzos la difusión de la costumbre de tomar yerba mate preocupó a las autoridades eclesiásticas y civiles, llegando a estar prohibida. Eso incluía periódicas quemas públicas, azotes, etc. El Gobernador de Buenos Aires y protector del contrabando, Diego de Góngora escribió cerca de 1620: “Hay en esta gobernación, generalmente en hombres y mujeres, un vicio abominable y sucio (...) con grandísimo daño de lo espiritual y temporal, porque quita totalmente la frecuencia del santísimo sacramento y hace a los hombres holgazanes, que es la total ruina de la tierra, y como es tan general temo que no se podrá quitar si Dios no lo hace”. Efectivamente no se quitó y su uso fue general entre indios y criollos y fue una de los puntales de la economía litoral y del Paraguay.
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