La llave
No hace mucho tiempo, quizás empujado por Martín Malharro, leí El pabellón de oro, del gran escritor japonés Yukio Mishima. Con mucho entusiasmo, hace más de diez años (y seducido por los comentarios de mi amiga Marta Tokumoto, la "japo" -como se le dice a todos los japoneses) , había leído Confesiones de una máscara, que me pareció borgiano. Me quedó grabada una frase que dice:
"La primera voz es, en cierto modo, la llave de la puerta que separa mi universo interior del mundo exterior (...). La gente, en general, maneja las palabras como quiere, puede dejar abierta esa puerta que separa dos mundos y dar paso de este modo a una constante corriente de aire".
Más adelante dice que para él la llave estaba oxidada, irremediablemente oxidada. El personaje es tartamudo.
El universo interior y el mundo exterior... Yo sentía que el interior es mucho más infinito, mucho más indescriptible que el exterior. El interior es universo. Para el exterior hay símbolos, hay telescopios; es mundo, totalidad de sentidos. Y la escritura del blog, por momentos, me hace percibir que la llave está oxidada. De pronto, uno no sabe qué escribir ni por qué hacerlo; si escribir del mundo exterior o del universo interior; o, acaso, de la llave. Lo que uno sí sabe es que tiene días en que se vuelve tartamudo.
Anoche Matías, desde Londres, me pidió una cosa insólita (suele ocurrir que tiene esas salidas de quien golpea la puerta de sorpresa y en horarios insólitos, para obligar a usar la llave sin esfuerzo). Me dijo que le cuente qué grupos de música, qué discos, me habían movido a lo largo de la vida. Responderle fue un intenso recorrido, por la música, por mi vida, por mis emociones. La oportunidad de un encuentro, en el mundo exterior, con mi universo interior; o con lo que provocaba en mi universo interior el mundo exterior. Fue dar vuelta la llave para que corra el aire entre ambos. La música es una magnífica llave; y, quizás, antes que la palabra, la primera voz.
Pero aún no sé qué y sobre qué escribir en este blog. Tal vez más tarde se me ocurra algo.
2 Comments:
Jor,
hermoso!!! Se me da por pensar que la llave puede estar oxidada y con un golpe de lluvia, por ejemplo, volverse brillante y reluciente!!
En cualquier caso, yo creo en las palabras. En las que se dicen y en las que no. En las que alcanzan para nombrar las cosas y en las que no.
gracias Caro!!
a lo mejor sólo dos tontis. Pero está bueno, igual, que desoxidemos la llave.
Siempre me gustó la idea de que la palabra puede tener múltiples formas...
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