Un prócer de carne y hueso
Hasta no hace mucho tiempo (digo, unos 50 o 60 años), Manuel Belgrano era el Padre de la Patria. San Martín había sido cuestionado por algunos actos de corrupción, junto con O'Higgins y Álvarez Condarco. Pero Belgrano fue, en cambio, una especie de guerrillero de la libertad: un abogado que, luego de participar en la Revolución, tomó las armas y fue ungido General. Un hombre que logró resonantes triunfos en Salta y en Tucumán, liberando al norte de la dominación realista.
Muchas cosas se cuentan de los próceres, y de Belgrano. Siempre se los hace monumentos, como diría Foucault; los hemos conocido -por la escolarización- como figuras pétreas, impolutas, íntegras, sin fisuras. Hombres imposibles. Quizás esa imposibilidad siempre se ve asociada, en cualquier tiempo, con el fantasma del fracaso: ¿quién podrá, en cualquier momento de la historia, igualar a esos próceres?
Belgrano, que fue soltero, tuvo un hijo natural, que luego crió Juan Manuel de Rosas. Creo que se llamó Pedro. Pero lo que no cuenta la historia es lo que acaba de contar Daniel Balmaceda, en su libro Espadas y corazones (aunque, según creo y para ser justo, es algo que relata el historiador García Hamilton). Manuel Belgrano hablaba con voz finita, "de pito", y caminaba rapidito y con pasos cortos. Imagino a ese guerrillero de la libertad y la revolución... Tan notable era ese modo, diríamos, corporal de Belgrano, que los soldados lo miraban con asombro. Un General amanerado casi, detestable para cualquier general en nuestra historia. No era el "soldadote" (como le decían los Escalada despectivamente), e hijo de una guaraní, que fue San Martín. Era un hombre más bien delicado, de andar poco varonil y menos rudo, de voz aflautada. Los soldados empezaron a llamarle simplemente cotorrita. "Cotorrita", liberador del Norte; "Cotorrita", el combatiente de la revolución.
Quizás (algunos lo sospechan) el más grande de nuestros próceres (al menos antes del encumbramiento de San Martín), es posible que haya sido homosexual. Quién sabe. En todo caso, un hombre que dio su vida por una causa y que lo hizo desde un cuerpo y una subjetividad que la historia necesitó ocultar. También, en todo caso, la historia es esa gran aventura (o esa tragedia, a decir de Marx) hecha por pequeños, desconocidos e insignificantes hombres y mujeres, que suelen quedar en el olvido (que es el mármol que sostiene a nuestros próceres). No en vano, la historia -cuando borronea la humanidad de sus hacedores- suele repetirse como farsa.
2 Comments:
Me encantó...
gracias por la justicia verbal para los nadies, que son, como dijiste, el mármol que aguanta desde abajo.
(Días desconectados, en qué estarás pensando para un post como este??)
Gracias también por el comentario de mi post. Despues te respondo.
besotísimo!
pd. tenemos que hacer backup !!!
También me encantó hacer este post, pero me surgió escuchando radio. No sé, a veces me sorprenden cosas que ya me habían sorprendido, y me resultan significativas. Como un arranque que tiene que ver con desarmar los héroes de barro, con desmaquillar los bronces que nos menoscaban. Y ver que, al fin, todos podemos ser la grandeza y la miseria a la vez, y siempre, y aún así construir la vida.
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