De un mail a Caro...
Hace un rato, como a las 8.30, en medio de la niebla de camino de Bs. As. a La Plata, me obligué a andar despacio, no más de 90 km por hora (que para mí, en la autopista, es "superlento"). Venía cansado, después de 4 días intensísimos en el campo, en ese norte de Santa Fe casi selvático, en el curso de Incupo. Mal dormido, excelente encuentro, mucha música (siempre me flashea que, en medio del taller, nos entendamos con Claudia y pongamos Café del Mar, o Moby, o Hernán Cattaneo -bailándolo todos y todas en la evaluación-, Massive Attack y que con eso haya "vuelos" de educadores y comunicadores populares casi sumergidos en comunidades campesinas o aborígenes...). Imágenes, rostros, 29 grados de calor y una humedad que hacía charquitos en mi habitación.
Pero hoy a la mañana, mientras recorría la autopista quedé absorto con ese aparecer de formas, figuras, puentes, otros autos, estaciones de servicio, carteles laterales... No sé si me mantuvo despierto o me adormiló, pero fue impactante percibir los modos en que, en medio de la niebla blanquecina y espesa, emergían imágenes como de la nada, como revelándose sólo para mi vista, y transitoriamente.
Pensé en tus últimos días en Alemania. Así son los viajes, y los nuevos viajes: un fluir de imágenes que emergen de la nada, que de repente están ahí, atrayendo nuestras miradas, encontrándonos con la mirada en ellas. ¿Qué secretos guarda esa niebla que hace que el futuro sea del todo imprevisible, y devenga así, como imponiéndose, y no quede más remedio que vivirlo, intensamente, lo más intenso que se pueda?!!
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