El padre
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
— ¡Ayúdame a mirar!
Eduardo Galeano, "La función del arte"
2 Comments:
quería saludarte, emocionada con vos y con galeano...
Es un día especial, estoy medio tristona: Camilo no está bien y entro, te leo a vos, y en vos a Galeano y no puedo dejar de pensar en el vínculo parental, en lo que nos significa a unos y a otros, en dios o Dios como figura paterna para muchos... Viste que al final cada vez que hablo con vos hago alguna alusión a dios...?
Nada, no puedo articular un pensamiento con otro.
Solo decirte que por estos lares se te quiere.
Besos
Alina
jor
es injusto que yo venga a tu casa y te diga: es que no hay novedades?
pero, como ya no se cómo evadir el estudio, paseo por la blogósfera amiga.
te llegó mi recomendación de libro?
muchos cariños,
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