Conferencia y corbata
En la inauguración de las Jornadas de Medellín me hicieron sentar en un escenario, junto al Rector de la Universidad Bolivariana, el Vicerrector y el Decano. Un auditorio casi completo para 400 personas. Me di cuenta recién en Ezeiza, antes de tomar mi avión, que había olvidado llevar una corbata: la ocasión lo imponía. Así que busqué en el free shop una que me gustara; azul oscuro con pintitas verde agua, Cacharel; iba a quedar perfecta con mi (apenas estrenada) camisa blanca Christian Dior, mi pantalón crudo y mi saco sport con un tono gris topo. La usé por primera vez en mi conferencia de Bogotá, en la Universidad Central.
En la inauguración de las Jornadas se cantaron tres himnos: el colombiano, el de Antioquia (donde está Medellín) y el de la Universidad. El himno de Antioquia es hermoso, escrito por un poeta que enloqueció o algo así. Yo, mudo. Muerto de calor. Una tormenta espesa oscurecía el cielo cuando bajé del escenario. Inmediatamente me dirigí a una carpa, a unos 30 metros del auditorio, porque me tenían que hacer una entrevista para la TV. De paso, encendí un Marlboro y tomé un tinto (un café, no un vino). Pero en medio de la entrevista comenzó a llover. Luego más intensamente; después, granizo, cada vez más grande. Finalmente, viento, de manera que la carpa, de unos 40 metros cuadrados, empezó a moverse y a bailar con sacudones inesperados. El lugar empezaba a inundarse y debimos correr hasta el edificio del Rectorado para guarecernos. El saco, la corbata, todo se me empapó. El pantalón se salpicó con barro. No habían pasado 10 minutos cuando llamaron por el celular para avisar que esperaban mi conferencia! Nuevamente corrí hasta el auditorio, sin saber si las letras de mi conferencia (impresa en borrador por falta de tinta) se habrían corrido. Llegué a la mesa sobre el escenario. Me esperaba un presentador y, mientras anunciaba quién era yo, me fui sacando el saco y tratando de peinarme mis pocos cabellos con las manos; sólo caían gotas de agua. Tronó e inmediatamente empecé con el rollo, que duró poco más de una hora. Todo salió bien y a la gente le interesó muchísimo. Por suerte.
Creo que la lluvia fue por la corbata: me puse corbata y llovió. Esas fueron mis primeras palabras.
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