Días como flechas
Hoy: nueve años que murió papá. A veces tengo ganas de verlo, de charlar un rato con él; contarle cómo va la vida, escuchar su voz pausada y cálida, dejarme rodear por el humo de su cigarrillo, elegante. Como otras veces, iré a pesar de la llovizna al cementerio; para dejarle alguna flor, pero sobre todo para encenderle un cigarrillo y preguntarle por su ajedrez.
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