Lo que va de la cruz a la Pascua
[Sé que a muchos esto no les interesa, pero mi historia me pesa: fui seminarista en Neuquén en la época de Jaime de Nevares y soy miembro de la coordinación de los Seminarios de Formación Teológica –de los cuales me ocupo de aclarar que están en la línea de la teología de la liberación]
Anoche hablé por teléfono con dos amigas y con un primo neuquino. Lo que ha ocurrido es muy injusto y doloroso, y muestra el rostro más perverso del poder (incluido el de una Iglesia como la neuquina, que habla de “opción por los pobres”).
Además de todo lo que me cuentan sobre el movimiento de los docentes y los momentos límites que están viviendo, en la calle, en la casa de gobierno, en el puente, me dicen que no hay ningún cura con ellos. Me dicen algo que salió en Página 12: “El obispo Marcelo Melani responsabilizó al gobierno provincial y dijo que ‘no sólo es responsable el que disparó sino los que dieron las órdenes’”. Pero el obispo no marchó con ellos, y no aceptó ni siquiera mediar, obligando a las partes a sentarse para discutir o superar el conflicto.
Ayer a la tarde hubo un vía crucis por los barrios donde están las escuelas en que trabajaba Carlos (donde también trabajan mis amigas Kuky y Paula). El joven curita, creo que se llama Tony, debe haber estado feliz: nunca tuvo tanta gente como hoy (parecía uno de esos oradores de la izquierda que fugazmente tiene quién lo escuche); e instó ¿saben a qué? a que hicieran una opción por los pobres. Mucha indignación... ¿Por quiénes creen que optan estos docentes, que a su paso en el vía crucis, en medio de abrazos llenos de dolor y lágrimas, recibían el saludo emocionado de pibes con la birra en la mano, y tal vez fumados, que estaban sentados a los costados del vía crucis, esos, sus pibes de las aulas? Parece una burla.
Ningún cura ni monja ni obispo marcha con ellos, llora con ellos, corta el puente con ellos, se banca los gases con ellos, arriesga la vida con ellos. Parece que, aunque sean del “partido de la opción por los pobres”, se sienten un poco más, en otro lugar. ¿De qué pobres hablarán?
Carlos Fuentealba es hoy, ciertamente, el crucificado. ¿Dónde está la Iglesia con su crucificado? ¿en qué templo? ¿en qué vía crucis? ¿con cuál crucificado?
Dicen que la resurrección no es una vuelta a la vida anterior, sino el inicio de una vida nueva. Eso (aunque sea por la fuerza de las tradiciones) celebramos en la Pascua; ojalá por eso nos unamos en la lucha de la vida cotidiana.
1 Comments:
Jorge:
Leí ayer tu entrada sobre la pascua; y la verdad es que me dejó en silencio, pensando hoy todo el día en tus palabras.
Y, mientras planchaba - a veces las tareas domésticas sí que son esclarecedoras- comprendí lo que siento.
No me preocupa la existencia de dios. Siempre supe que, si existe, está aquí, en las caras sucias de los ninos que hacen malabares con naranjas en los semáforos, cerca de casa; en las luchas de quienes en medio de la miseria se resisten a transformarse en miserables; junto a los chicos que se hunden en el infierno de la fana;...y, por supuesto, en las lágrimas, pero también en la fuerza y la convicción de todos los que nos indignamos con la muerte de Fuentealba.
Si dios existe, en esos lugares habrá estado, también, este fin de semana de pascuas. Y no en los altares frente a los que se arrodillaron las senoras gordas con sus trajes de domingo.
Si -en cambio- dios no existe, como suelo creer a veces, esos son para mí espacios de la energía que me mantiene viva, que me empuja a andar, que me conecta con lo que me rodea... De energía creadora.
Al fin... en este caso, qué importa el nombre!
Alina
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