Ese hombre
Ayer murió el Papa Juan Pablo II. El Papa mediático agonizó por televisión más de 30 días.
Canonizó al cura José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei y colaborador del Generalísimo Franco,
pero silenció a los teólogos de la liberación Leonardo Boff y Gustavo Gutiérrez.
Fue el Papa anticomunista e integrista que apoyó a Solidaridad en Polonia y contribuyó a la caída del Muro de Berlín,
pero enarboló las críticas de sentido común al neoliberalismo, dejando intocables sus verdaderas causas.
Renovó casi todo el Colegio de Cardenales con obispos conservadores e incondicionales (que son los que en estos días elegirán a su sucesor),
pero reprimió el movimiento de las Comunidades Eclesiales de Base en América Latina y restringió sus actividades políticas en favor de la justicia social.
No condenó a la Junta Militar terrorista cuando estuvo en Argentina en 1982,
pero condenó el uso del preservativo, las relaciones homosexuales, el divorcio, las nuevas formas de fecundación.
El simpático Papa, viajero del mundo, dio el equivalente a 30 vueltas al globo casi como si fuera una estrella de rock,
pero no denunció (como sí lo hizo el frío y antipático Paulo VI) la creciente brecha capitalista entre los ricos y los pobres.
Se abrió al diálogo con líderes mundiales de todas las iglesias y de todas las ideologías (incluso las más antihumanas),
pero clausuró los debates internos de la Iglesia referidos al celibato y el sacerdocio de las mujeres.
Se negó a darle la mano a Ernesto Cardenal, monje trapense, poeta y ministro de Cultura del Sandinismo nicaragüense,
Pero estrechó la mano asesina de George Busch, adalid de la prepotencia, la brutalidad y el genocidio mundial.
Tal vez no necesitemos ya una imagen producida para el mundo globalizado y para los medios, llena de efectos emotivos. Como hoy afirman los Cardenales brasileños Claudio Hummes (arzobispo de Sao Paulo) y Geraldo Majella Anello (arzobispo de San Salvador de Bahía): o la Iglesia, con su nuevo Papa, se abre a un diálogo franco con el mundo y empieza a defender a los pobres luchando contra la injusticia, o su futuro puede ser sombrío.
3 Comments:
La seguridad que el tenia es que al morir sabia a donde iria
busca esa seguridad tu tambien
gracias por pasar, querida Isha Net.
¿cómo sabes que no busco esa seguridad?, ¿por qué supones que no la tengo?
de todos modos, esa seguridad no indulta, sino que compromete a luchar por una vida más justa para todos. Lo decía el profeta Isaías, y también Jesús: "La paz (shalom) es el fruto de la justicia".
un afectuoso abrazo
jor querido.
Excelente tu post. Gracias!
si supiera linkear... estaria tambien en Tereré.
Publicar un comentario
<< Home