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¿Será "con la frente marchita"?
Hoy es un día frío, opaco, con ese sol que no alcanza a brillar por la humedad del ambiente (94%). Con un mate recién hecho, me puse a buscar materiales para leer a Georg Wilhelm Fredrich Hegel. Algunos libros y papeles están bordeados de pelusas diminutas. Hace más de 15 años que no tenía que dar una clase sobre Hegel. Aunque sea una clase breve, es un regreso a un lugar querido: el de la filosofía. Y siempre esos regresos guardan sorpresas, auguran relecturas, esconden nuevos entusiasmos.
Me metí un poco por Schelling: amigo de Hölderlin y de Schiller, y hecho profesor por insistencia de Goethe. Pero más le entré a Hegel por Fichte... Cuánto de olor a teología hay en estos tipos: todos estudiaron en Tubinga. Cuánto de romanticismo: todos pasaron por Jena. Y cuánto de la resistencia a la invasión del imperialismo napoleónico (de hecho Fichte participó activamente de la resistencia; pero Hegel siguió enseñando, acaso por su asomo panteísta que fue rechazado por Alemania). Así es que se les hace necesario, como un postulado absoluto, filosofar sobre el "espíritu", ese sentido producido por Alemania, donde entre dios y la naturaleza hay un delgado hilo. Es fascinante, si no fuera por algunas consecuencias que eso trajo.
Y al pasar, creo que por pirmera vez, me di cuenta que Fichte fue el primer rector de la Universidad de Berlín, tras su fundación en 1809. Otras conexiones entre este diminuto tiempo platense y aquel gran semillero de Berlín.