Pero tengo tu voz; nosotros venceremos.
Será cuando me vuelvas a ver sobre los campos
nuevos, sobre las nuevas veredas, sobre todas
las promesas del mundo. Allí estaré besándote.
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Yo no quise salvarme sino del egoísmo:
quise hacer con mis venas una comunidad
de vida y esperanza; quise amarte; /
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Hermano, este silencio en que nos acercamos
otra vez, tiene nuevas preguntas y esperanzas;
las cosas se vistieron de tiempo con nosotros
y la mentira escrita se desmenuza y cae.
A este rincón arriban, paso a paso, las horas.
A esta mesa se arrojan las páginas del mundo.
Aquí llueve y aquí también se quema el aire.
Vienen a vernos, ya, las lejanas miradas.
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Hay estado de sitio también para tu risa:
se quedó dando golpes en guaridas y noches;
retrocedió matando -como pudo- la muerte;
ya no está -sólo hay máscaras- a la vista de todos.
[Fragmentos de
Los últimos poemas, de Daniel Favero; poeta platense desaparecido en febrero de 1977 a los 19 años. Varios de estos poemas fueron escritos en marzo de 1976]